El Colegio Maldito
Todo empezó hace muchos años, en un pueblo, que por aquel entonces solo era un pueblito mas de los muchos perdidos entre las montañas de Asturias. El pueblo como ya he dicho era pequeñito, apenas tenía una pequeña plaza con iglesia, un parque, una pequeña cárcel y una escuela, con todas las casa apiñadas alrededor. Pero aún así estaba muy orgulloso de su escuela: era una de las mejores de toda la cuenca, pues era bastante grande y estaba al alcance de todas las familias, aunque los profesores escaseaban. pero un buen día, un día de clase, un grupo de alumnos estaban haciendo manualidades con su profesora. Tendrían apenas 8 ó 9 años, y se lo pasaban en grande con el barro y las pinturas, la profesora, una joven muy guapa y que había empezado hacía apenas un mes, puso la radio para oír el parte del tiempo, pues la clase se iba el día siguiente al monte de excursión, pero a la mitad del parte, un hombre con voz muy grave cortó la comunicación y dio una noticia de última hora: "les comunicamos que se ha escapado un peligroso asesino de la cárcel del pueblo... por favor, les rogamos que cierren herméticamente puertas y ventanas hasta que sea detenido. “gracias" los niños se asustaron mucho y con razón; la cárcel quedaba muy cerca de la escuela. La profesora los tranquilizó y se puso a contarles historias para que se calmaran y se olvidaran un poco de aquello, pero a una niña le entraron muchas ganas de ir al servicio... la "profe", con la poca experiencia que tenía y después de lo que habían dicho en la radio, no sabía si dejar a la niña ir, pero ésta insistía tanto que al final la dejó; antes de marchar, acordaron una contraseña para saber que era la niña y no el temido preso:
Cuando llegara, tenía que dar tres golpes en la puerta y arañarla dos veces. La niña se fue al baño, pero nunca volvió.
El preso, que estaba escondido en un lavabo, la obligó a que le dijera la contraseña y luego le cortó la cabeza. La profesora estaba ya preocupada, habían pasado veinte minutos y la niña aún no había vuelto. Pero de pronto, en la puerta se escucharon tres golpes y dos arañazos: es ella, pensó la joven. pero al abrir la puerta, se encontró con el cuerpo sin cabeza de la pobre niña.... de un salto, el preso entró en la clase, y entre gritos de terror y dolor, acabó con todos los niños, sólo la profesora quedó con vida, pues logró saltar por una ventana, hoy en día está en un psiquiátrico, no puede parar de repetir una y otra vez: "tres golpes y dos arañazos, tres golpes y dos arañazos".... la escuela estuvo a punto de ser derrumbada , pues solo traía malos recuerdos, pero al final la dejaron. Dicen que si entras, en el baño podrás ver la cabeza de la niña, que te mira fijamente con ojos llenos de terror, y que en la clase, chorrean sin parar regueros de sangre por las paredes...
El Hombre del Hacha
A pesar del sangriento historial de violencia de la ciudad, la policía de Nueva Orleans no recuerda nada como lo que se encontraron el 22 de mayo de 1918, en el dormitorio del matrimonio Mayot. La cama exhibía un espectáculo dantesco: dos cuerpos humanos apenas reconocibles, destrozados, mutilados, ensangrentados. Pulcramente apoyado en la pared, se encontraba el que con toda seguridad había sido el instrumento de aquella carnicería, un hacha extraordinariamente afilada. En la puerta de entrada faltaba uno de los paneles inferiores, pero el hueco era demasiado pequeño para que hubiera entrado nadie por él.
Cuando los diarios publicaron la noticia, la ciudad del jazz tuvo por primera vez conocimiento del que se iba a convertir en su peor pesadilla. El 6 de junio la macabra historia volvió a repetirse en el dormitorio del matrimonio Besummer. En esta ocasión, ambos fueron encontrados gravemente heridos, y la esposa pudo dar antes de morir una descripción del atacante que desconcertó aún más a la policía. Recordaba una figura enorme, una sombra oscura que blandía el hacha ante ella. Le preguntaron si la sombra oscura podía corresponder a un hombre de color, y en los delirios de la agonía ella negó con la cabeza: no, era un hombre oscuro. Para añadir mayor extrañeza al caso, en esta ocasión se encontraron las huellas ensangrentadas de unos pies descalzos.
El 5 y el 10 de agosto hubo nuevos ataques. Mary Bruno escapó de milagro gracias a que gritó cuando el misterioso asesino ya había herido de muerte a su esposo, que yacía junto a ella. Según esta nueva testigo, la sombra desapareció como una centella, mucho más rápido de lo que hubiera podido hacer un ser humano. Un nuevo dato incongruente sorprendió a los investigadores en esta ocasión: el asesino parecía no tener huellas digitales.
Para unos, era un psicópata sin corazón, al estilo del ya entonces célebre Jack el destripador. Para otros, se trataba de una criatura infernal, surgida de uno de los muchos cenáculos de magia negra que existían en Nueva Orleans.
El 10 de marzo de 1919 la ciudad quedó conmocionada al saberse que esta vez el asesino se había cobrado la vida de Mary Giordano, una niña de dos años que había sido atacada junto a sus padres. Fue poco después cuando el criminal envió una carta a los periódicos, en la que se jactaba de sus fechorías:
Desde el infierno
13 de marzo de 1919
Estimados mortales:
Nunca me han cogido, y nunca me cogerán. Nunca me han visto porque yo soy invisible como el éter que rodea a la Tierra. No soy un ser humano, sino un espíritu, un demonio caído del más ardiente infierno. Soy el que vosotros y vuestra estúpida policía llamáis "El Hombre del Hacha".
En la larga misiva, el presunto demonio ofrecía un trato a la ciudad. Si en cada esquina, en cada calle, podía oírse en la noche el sonido del jazz, él se comprometía a no matar.
La aterrorizada ciudad se tomó muy en serio la amenaza, y la música llenó como nunca el aire de Nueva Orleans.
Lo cierto es que, sea como fuere, el asesino cumplió con su compromiso, y el hacha no volvió a caer sobre ninguna víctima inocente. La identidad del misterioso criminal jamás fue conocida. Será mejor que siga sonando la música...
La Chaqueta en la Tumba
Esta historia es muy conocida en Colombia y sucedió en Bogotá. Resulta que una noche un joven se fue con sus amigos a una discoteca a bailar, allí él conoció a una muchacha muy bonita de la cual se enamoró a primera vista.
Bailaron toda la noche, y cuando ya era muy tarde, casi de madrugada, la muchacha le pidió que la acompañara hasta su casa. Estaba haciendo mucho frío por lo cual el muchacho le prestó su chaqueta para abrigarla. En la puerta de la casa de la muchacha ella se despidió con un beso y sin decir ninguna palabra.
El chico quedó muy enamorado por lo cual decidió ir a buscarla a la casa de ella para invitarla a salir, lo raro era que la muchacha en ningún momento le dijo su nombre. Cuando tocó la puerta apareció una señora de edad. El muchacho preguntó por una muchahca muy linda de aproximadamente 18 años y la señora le dijo que ahí no vivía ninguna muchacha. El muchacho le explicó que la noche anterior dejó ahí a una muchacha con la que estuvo bailando y le prestó la chaqueta.
La señora le dijo que entrara a la casa para comprobarlo y una vez dentro vio una foto de la linda chica. El le dijo que era ella y la señora rompiendo en llanto le dijo:
- Por favor, no haga bromas, sea respetuoso porque ella era mi hija y había muerto hace 2 años.
El muchacho no podía creerlo aún y para esto la señora decidió llevarlo al cementerio para que viera la tumba y mayor fue su sorpresa cuando encima de la tumba encontraron la chaqueta que el joven le había prestado.
Esta historia fue publicada por los principales diarios de Colombia.
Estación Gountemborough
Miro la hora...son pasadas la 1:30 de la mañana. Miguel se fue a la entrada de la estación a ver si habia algun personal de seguridad que nos pudiera sacar de ahi. Me he quedado solo por el momento, sentado en el banquillo de espera, recordando lo bien que lo habíamos pasado esa noche. Fue una fiesta increíble. Camila en verdad sabe hacer fiestas. Ella es tan hermosa. Llego a preguntarme si la volveré a ver. Eh? ¿Pero en que diantre estoy pensando? Claro que la voy a volver a ver. Si no nos sacan de aquí esta noche, solo será esperar a que abran la estación mañana y listo, todo arreglado. Aun así me desespera estar aquí metido. No nos dimos cuenta de a que horas cerraron la estación. Miguel volvió, sin suerte. Inmediatamente nos relajamos y concluimos que solo será cuestión de esperar hasta mañana.
Me desperté de repente. Algo me habia picado las costillas. Me levanté y vi que era un señor con un bastón y una pierna ortopédica. Tenía la camisa remangada para lucir un costoso reloj de oro. Nos preguntó si nos quedamos atrapados también. Le respondí que sí. Volteé a ver y vi que Miguel se estaba quedando dormido de nuevo. El señor nos dijo que nos levantáramos, habia encontrado una manera de salir; solo habia que bajar a las vías del tren e ir a la siguiente estación, que era una estación muy usada y que constantemente se saturaba de gente. Por lo que la mantenían siempre abierta. Miguel ni se inmutó. Decía que para que molestarse. Eran como las 4:30 de la madrugada y la estación abría a las 6:00. Solo seria cuestión de esperar en lugar de arriesgarnos a que nos atropellara un tren. Le di la razón a Miguel y decidí quedarme en la estación. El señor nos dice que hagamos lo que queramos y se baja a las vías del tren para perderse en la oscuridad.
En ese momento me asaltó una duda y se la conté a Miguel. Él era como un hermano mayor para mí, y si él no sabia la respuesta a algo, me era difícil saber quien sí la sabría. Le pregunté que si la siguiente estación estaba abierta, entonces por qué no habia pasado ni un solo tren en toda la noche. Miguel se despertó de repente. Era una buena pregunta, y no podían estar todos retrasados por mas de cinco horas...era algo ilógico. Miré nuevamente el reloj y vi. Que eran las cinco en punto. Solo quedaba una hora. Intente dormirme otra vez cuando un grito desgarrador nos despertó de repente. El grito salió de la profundidad del túnel y de inmediato supimos que aquel hombre que nos despertó estaba en problemas. Nos levantamos y fuimos al borde con la intención de ir a ver que pasaba, pero el miedo de que fuéramos los siguientes en gritar nos impedía mover un músculo.
Finalmente lo vimos. Aquel hombre atravesó las vías del tren corriendo, llorando y suplicando por su vida, y se perdió en la oscuridad del túnel del otro lado. Me preguntaba que habia pasado. Y justo en ese momento vimos lo más aterrador que nos hubiéramos imaginado. Del túnel por el que salio el señor salió algo. Era un hombre, o eso parecía. Llevaba una capa negra con capucha que le cubría todo el cuerpo. Solo se veia aquella capa. De repente un brazo se asomó por uno de los tantos pliegues de la capa se asomó un brazo. Pensé que seria un brazo esquelético y putrefacto, típico de un fantasma, pero no. El brazo era fuerte y musculoso, muy bien formado. Lo que paraba nuestros corazones era que la piel era de un color azul negrusco y en lugar de uñas tenia garras, similares a las de un águila. Finalmente nos dimos cuenta de su intención, estaba señalando hacia el túnel por el cual se fue el señor de la pierna ortopédica. La oscuridad empezó a cambiar, a tomar forma. No podía creer lo que estaba pasando, Miguel estaba paralizado y temblando. Finalmente la oscuridad se transformó en un enorme lobo negro del cual lo único que se podía distinguir además de su silueta eran sus penetrantes ojos y sus brillantes colmillos. El lobo emprendió la carrera hacia donde su amo le señalaba y volvimos a escuchar el desgarrador grito de ese señor. El lobo reapareció y se acerco a aquel espectro. Fue felicitado por su labor con una caricia en el hocico y de repente el lobo regurgitó la pierna ortopédica, que ahora estaba llena de símbolos y runas extrañas, y también el reloj de oro. El espectro recogió la pierna y dijo algo...su voz era profunda, ancestral y gutural...nunca lo olvidare...dijo:
Sucio lujurioso, ahora tu hija podrá dormir tranquilamente sabiendo que no será victima tuya. Recibe el juicio de Minos. Requiescat in Pace.
Miguel finalmente reaccionó y me dio un codazo para que yo también reaccionara. Y me dijo rápidamente al oído que teníamos que salir de allí. El espectro volteó a vernos. No veía su cara, ni sus ojos, pero podía sentir que nos miraba. Miguel grito que nos largáramos y cuando nos dimos la vuelta para salir corriendo el espectro estaba frente a nosotros. Su capa se movía como si fuera más ligera que el aire y empezó a rodearnos, como alistándose para devorarnos. Miguel se quedó mirándolo fijo. Lo conocía muy bien y sabía que estaba rezando en su mente. Yo no sabia que hacer. Tenía muchos pensamientos en la cabeza. ¿Que nos iba a hacer? ¿Que pasaría con nuestras familias? ¿Nos torturará o moriremos instantáneamente? Juro que en ese momento lo que mas quería era que me diera un paro cardiaco, para salir de aquel horror de una vez por todas. Incluso forcé a mi corazón a que se detuviera, sin éxito.
No vuelvan.
Fue todo lo que nos dijo. Entonces oímos como abrían la reja de la estación y empezaban a entrar un par de personas. Volteé a ver y aquel ser habia desaparecido. Agité a Miguel y le dije que nos fuéramos y tomáramos un taxi mejor. Miguel aceptó de inmediato y nos fuimos lo más rápido posible. Dos días después le conté esa historia a Camila, y me dijo que ese era el espectro de Goutenborough, o que al menos le decían así por que solo se aparecía en esa estación. También me contó que por raras razones mucha gente se queda encerrada en esa estación y decían haberlo visto. Pero que eran avistamientos ocasionales, pues admitió que nunca habia escuchado algo como lo del lobo. Cuando salí de su casa pasé junto a la estación Gountemborough y se me erizó la piel. Al lado mío pasó un chico como de mi edad, lo reconocí de inmediato. Solía asaltar gente cerca de la universidad. Me detuve de repente al ver que empezó a descender por la escalera hacia la estación. No me atrevía a decirle lo del espectro. El ni me conocía, creería que soy un lunático.
En cuanto entró a la estación las rejas se cerraron. Un celador pasó frente a mí y coloco un candado en la reja. Estaba a punto de decirle que iba a dejar a ese chico encerrado cuando se dio la vuelta y me saludo quitándose el sombrero de guardia. En ese justo instante reconocí el reloj de oro, ahora puesto en la muñeca de aquel celador. Le respondí el saludo levantando ligeramente la mano. Él pasó junto a mi y cuando voltee a ver habia desaparecido. Supe de inmediato lo que estaba pasando y corrí tan rápido como pude. Nadie volvio a asaltar gente cerca a la universidad.
No Sólo Los Perros Lamen
La citada historia le sucedió a una niña de 9 años, hija única de padres de gran influencia en la política local; esta niña tenía todo lo que hubiese querido y deseado una niña normal con buena educación, pero con una soledad incomparable. Sus padres solían salir a fiestas de caridad y reuniones del ámbito político, y la dejaban sola.
Todo cambió cuando le compraron un cachorro de raza grande (esto para que cuidase a la niña cuando creciera), pasaron los años y la niña y el perro se volvieron inseparables. Una noche como cualquier otra los padres fueron a despedirse de la niña; el perro, ya acostumbrado a dormir con la niña, se postraba abajo de la cama.
Los padres se fueron y pronto la niña se sumió en un sueño profundo, ya aproximadamente como a las 2:30 de la madrugada, un fuerte ruido la despertó, eran como rasguños leves y luego más fuertes. Entonces, temerosa, bajó la mano para que el perro la lamiese (era como un código entre ella y el perro) y lo hizo y entonces ella se tranquilizó y durmió otra vez.
Cuando ella se despertó por la mañana descubrió algo espantoso: En el espejo del tocador había algo escrito con letras rojas. Cuando se acercó, vio que era un rastro de sangre que decía así:
"NO SÓLO LOS PERROS LAMEN".
Entonces dio un grito de terror al ver a su perro crucificado en el suelo de su habitación.
Se dice que cuando los padres la encontraron ella no hablaba de otra cosa más que de "¿quién me lamió?" y decía el nombre de su perro, se volvió loca y hasta la fecha está en un manicomio y sus padres, tratando de olvidar lo que hallaron en el cuarto y a su hija, se fueron al extranjero.
Y la incógnita más grande es: según los que fueron a investigar al cuarto de la niña, el perro ya estaba muerto, es decir crucificado en el suelo, desde hace horas. ¿Quién le lamió la mano a la niña debajo de la cama?
Suerte que no encendiste la luz
Hace unos dos años, en Granada capital (España), ocurrió un asesinato que llamó mucho la atención. Fue en un piso de estudiantes, donde vivían cuatro chicas. Una noche, dos de las chicas se fueron a sus respectivos pueblos ya que era viernes, para pasar el fin de semana. Las otras dos se quedaron en el piso. Una de ellas decidió irse a dormir al piso de una compañera de clase. Se fue dejando a la otra sola en la vivienda.
Por la noche, la que se había ido a dormir fuera se dio cuenta de que no tenía pijama y volvió al piso a recogerlo. Fue a su habitación y no encendió la luz para no “despertar” a su compañera. Cogió el pijama que estaba en el armario y se fue de nuevo.
A la mañana siguiente, cuando volvió, se dio cuenta de que la policía estaba en el piso y que los vecinos llenaban el pasillo. Se asustó mucho porque no sabía qué había pasado. Se dirigió a su habita-ción y vio que un “cuerpo” se encontraba en el suelo tapado con una sábana. ¡Era un cadáver! ¡Su ami-ga había muerto! ¿Cómo? Se puso muy nerviosa, un montón de preguntas se atropellaban en su mente y no encontraba ninguna respuesta.
La noche antes un ladrón había entrado en el piso y, estando la chica sola, la mató después de robarle el dinero que tenía. Cuando la chica protagonista fue al piso a recoger el pijama, el ladrón se encontraba en su habitación y ya había asesinado a su compañera. Dicho hombre dejó escrito en el espejo de la habitación, con pintalabios rojo: “SUERTE QUE NO ENCENDISTE LA LUZ”.
Fuente
Si vas a utilizar algún texto del blog mándame antes un mail para pedir permiso y si te lo doy espero que también hagas un enlace a la nota que citarían.
Gracias.
1 mar 2010
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3 comentarios:
La del perro es mi favorita, aunque la que yo conocía decía "los humanos también lamen" (de hecho, "humans can lick too").
el mejor sitio de leyendas urbanas (tienen de todo tipo, super bien organizadas y clasificadas) es snopes.com (que, claro, está en inglés).
Saludos!
La de la chaqueta me gustó!..me hiciste acordar de un par de historias que me cuentan los quintaesencianos! ;-)! Beso!!
Border, la de la chauqeta tiene su versión Quilmeña, segun cuenta la leyenda, le pasó a un pibe en un boliche mítico de la zona y culminó en el cementerio de Ezpeleta.
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