Sin embargo, existe una peculiar fuga de la que apenas se sabe nada. Ha permanecido perdida en la bruma de los años, olvidada o ignorada y en la que sus arriesgados personajes no han disfrutado de las mismas glorias cinematográficas que sus homólogos aliados. Se trata de la increíble fuga del "Papago Prisioners Camp" en Phoenix, Arizona.
Campo de prisioneros Papago Park, Arizona
Pero... ¿Qué ocurrió con los prisioneros de guerra alemanes capturados por el enemigo? Al igual que los soldados aliados, muchos fueron conducidos a campos de prisioneros (hubo unos 500 campos repartidos por Estados Unidos) y al igual que los prisioneros ingleses o alemanes, también se encontraron privados de libertad y en territorio hostil.
Hoy nos vamos a adentrar en una historia alucinante que, al igual que la de Steve McQueen, también tuvo su protagonista: El capitán alemán del Uboat 162... su nombre: Jürgen Wattenberg.
Jürgen Wattenberg
Wattenberg era un oficial de carrera de la marina alemana, capitán de submarinos, que se había distinguido por su valentía y arrojo en combate. En uno de los enfrentamientos en alta mar, su submarino resultó dañado y fue capturado.
Junto con su tripulación, Wattenberg fue encerrado en un campo de prisioneros en Sudáfrica pero, anticipando lo que sería su gran aventura en América, logró escapar de allí y volvió a reincorporarse a filas, al mando del submarino U-162.
Aquella fuga de Sudáfrica tan sólo fue su primer aviso.
U162
En la tarde del 03 de Septiembre de 1942, mientras patrullaba en las aguas del Mar Caribe, el submarino alemán se topó con el destructor inglés HMS Quentin. La batalla se presentaba frente a nuestro capitán y cuando se disponía para entrar en combate comprobó con sorpresa que no se trataba de un sólo barco enemigo...
En realidad, al HMS Quentin, le seguían otros dos destructores: el HMS Vimy y el HMS Pathfinder... éste último, sería el que finalmente le derrotara después de más de seis horas de caza y cargas submarinas.
Destructor HMS Pathfinder
El U162 intentó sumergirse para escapar de las cargas de profundidad lanzadas desde los tres destructores, pero varios impactos le obligaron a quedarse con el submarino lleno de fugas de agua y durante un largo tiempo, a medio camino entre la superficie y su hundimiento...
La decisión fue dura pero, después de que varias cámaras se inundaran llevándose consigo a dos hombres de su tripulación, el Capitán Wattenberg emergió y para entregarse antes de que el submarino, tocado de muerte, se hundiera bajo las aguas caribeñas.
U 162
La tripulación del U162, Jürgen Wattenberg y sus 49 hombres, después de estar durante toda aquella noche nadando con los salvavidas como único sosten para aguantar a flote, fueron rescatados por los destructores enemigos.
El paso siguiente, ya lo conocía Wattenberg... volvía a estar prisionero.
Su primer destino fue la isla de Trinidad, donde fueron interrogados uno por uno... Más tarde, fueron separados y distribuidos entre varios de los campos de prisioneros que se habían preparado en Estados Unidos.
Desde aquella noche del frío octubre de 1942, el alemán fue conferido a diversos campos en Estados Unidos. El capitán del U162 se encontraba prisionero por segunda vez, y en su cabeza, comenzaron a aparecer de nuevo las ganas y las ideas de una fuga.
De todos los campos a los que fue trasladado intentó al menos un par de fugas. Cansados, los americanos lo terminaron enviando a su "prisión estrella", aquella que tenía el menor índice de huída por encontrarse en medio de un desierto.
Así fue como el 27 de enero de 1944, Jürgen Wattenberg fue recluido en el campo de Papago, en Phoenix, Arizona.
Campo de Prisioneros Papago Park 1942
También tengo que decir que una de las razones por las que hubo tan pocas fugas en el bando alemán, era que los campos americanos eran muy diferentes a los campos nazis... Allí, los soldados nazis eran bien tratados, la alimentación era buena e incluso se les remuneraba por su trabajo.
La idea de los americanos era "reconducir" al enemigo, mostrándole el "american way of life", la democracia y las bondades de su sistema... Para ello, siempre fueron considerados y bastante benévolos con sus prisioneros, les mostraban documentales de la forma de vida americana, les ofrecían limpieza y buena higiene en el campo, multitud de actividades... a muchos incluso les dejaban salir a pasear fuera del campo con una vigilancia más bien escasa.
Siendo realistas, hay que reconocer que había pocas opciones de fuga... Fuera de aquel campo, tan sólo se extendía el vasto y desolador desierto de Arizona... Y sobre todo, estaban en América.
Aunque lograran huir de aquella prisión, tendrían que atravesar aquel enorme país, cruzar un océano para volver a Europa o como mucho, recorrer miles y miles de kilómetros hasta llegar a Suramérica... La sóla idea de huir era considerada por muchos soldados alemanes como una locura y la mayoría prefirieron pasar el resto de la guerra en aquel país que tan bien les estaba tratando...
Sin embargo, la Convención de Ginebra establecía que era derecho, y también obligación, de todo soldado prisionero el intentar escapar... y Jürgen Wattenberg, no pensaba pasar el resto de la guerra encerrado en aquellos barracones.
Al igual que la fuga de "la Gran Evasión" Jürgen comenzó toda una organización dedicada día y noche a planear su propia huída... Se diseñaron mapas, brújulas, disfraces y ropas adecuadas para el trayecto fuera del campo... Wattenberg se puso al mando y dispuso que en la noche de Navidad le iban a dar una sorpresa a sus captores, realizando una fuga con 25 prisioneros más.
Después de varias reuniones se decidió que la mejor forma de escapar de allí era, igual que en la gran película, realizando un tunel bajo los barracones del campo que les llevaría junto a un canal de agua, a las afueras de Papago.
Hueco de entrada al Tunel escavado por Wattenberg en Papago Park | 1944
En su plan de fuga y sobre todo en la construcción del tunel, los alemanes se encontraron con varias diferencias respecto a la huída del gran Steve McQueen... algunas les beneficiaban y otras les perjudicaron seriamente.
La contrariedad más importante con la que se toparon los hombres de Wattenberg fue la dureza del terreno... El tunel debía tener al menos dos metros de profundidad, sin embargo, en varios tramos, se encontraron con un suelo de roca al que se enfrentaron durante casi un año, hasta conseguir 1,80 metros.
A favor de su plan contaron con que la tierra y los escombros que iban extrayendo, eran de la misma tonalidad que la que había desperdigada por el campo, así que, no tuvieron que ingeniárselas mucho para ocultarla.
Prisioneros alemanes trabajando en Papago | 1944
Junto con las labores agrícolas que los prisioneros fueron desarrollando en Papago, a Wattenberg se le ocurrió la idea de construir un campo de Voleyball y utilizarlo para ocultar los escombros extraídos del tunel.
Pidió permiso a las autoridades del campo y se lo concedieron.
Prisioneros alemanes jugando al Voley en Papago | 1944
El tunel avanzaba a una media de 90 centímetros por día...
Los alemanes construyeron raíles para sacar los escombros y desde los baños del campo sacaron electricidad para iluminar el tunel y así poder trabajar también por las noches.
En total fueron 54 metros de tunel, excavados en muchas ocasiones en roca pura, que estaban listos para el gran día... El 25 de Diciembre de 1944.
Aquel día de Navidad, aprovechando que la guardia del campo era menos numerosa que en otras fechas, los soldados alemanes con Jürgen Wattenberg a la cabeza, comenzaron a deslizarse por aquel oscuro tunel, camino a la libertad...
El resto de soldados que quedaron en el campo se pusieron de acuerdo para comenzar una pelea ficticia con el objetivo de despistar a la guardia, mientras sus compañeros atravesaban el tunel...
En menos de dos horas, los 26 alemanes que componían aquel destacamento de fuga, se encontraban fuera de la vista de las torres de vigilancia... habían conseguido huir.
Pero lo que vendría a partir de ahí, fue todo un descalabro... Los mapas que tenían, señalaban una linea azul, que ellos pensaron un gran río... Incluso, llegaron a construir una especie de balsa que utilizarían en la huída... Sin embargo, todo el mundo en Arizona (menos ellos) sabía que aquel río estaba seco desde hace décadas, y al llegar, tan sólo se encontraron un cauce vacío con algunos charcos...
Después de ese desengaño, los soldados alemanes decidieron separarse... Se desearon suerte y cada uno llegó lo más lejos que pudo. El desierto pudo con ellos en tan sólo unos días, y la mayoría decidió entregarse por su propia voluntad.
Pero Jürgen y unos cuantos resistieron... Wattenberg ayudado tan sólo por algunas provisiones y una brújula consiguió atravesar el desierto y llegar a Phoenix, donde fue capturado en un intento de llegar hasta la estación de trenes.
A su regreso al campo, quince días después de aquella noche de fuga, Jürgen Wattenberg fue recibido entre vítores y salvas por todos sus compañeros. Tras ser alimentado por los guardias, Jürgen fue incomunicado durante una semana como castigo...
Lo metieron en la nevera... aunque, en esta ocasión, no creo que le dieran una pelota de baseball para entretenerse en la larga espera entre aquellas paredes...
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